miércoles, 10 de diciembre de 2008

EL QUE MEJOR ESCUCHA, MEJOR HACE

Cambiar no es lo que habitualmente se denomina cambiar


Decía el Gerente General de un importante Holding de Argentina: Una persona que trabaja 30 años en una empresa no tiene 30 años de experiencia, tiene una experiencia de 30 años.

Cuando se trata de un empleado alto rango, lo mejor que puede sucedernos es que éste represente una buena dosis de antigüedad, conocimientos de la Compañía y el negocio y especialización profesional.

De un modo hasta polémico, uno podría decir:

Es tan difícil que un joven sepa como que un viejo quiera saber más de lo que sabe.

Durante las crisis es importante abrir los ojos y la mente a nuestra realidad organizacional, saber con qué tipo de recursos cuento puede ayudarme a desarrollar buenas estrategias anticrisis.

Puede ocurrir que un recurso con mucha antigüedad detente un know how imponente frente a los más novatos. Hay empresarios que dicen contar con recursos irremplazables a corto plazo, delegando en ellos un poder que, no siempre pero si en muchos casos, puede convertirse en un obstáculo al crecimiento.

Los cargos importantes y antiguos también generan enquistamiento y cristalización, es importante evaluar estas situaciones a la hora de enfrentar las crisis que obligan a cambiar, o que exigen el cambio como vía de resolución. Cambiar es una condición dificultosa, algunos llegaron a sostener que el ser humano tiende más a la adaptación y a la conservación que al cambio. El cambio angustia, genera temor ante lo que pueda significar. El temor ante el cambio es uno de los obstáculos más difíciles de sortear.

Pero para cambiar no sólo hay que conocer acerca del cambio, para cambiar hay que ver, y no todos pueden ver: lo que no es concebible es invisible. No puedo ver lo que no estoy preparado para ver.

De allí la necesidad de que los portadores de visión y decisión se deban esforzar denodadamente por abrir sus mentes, analizando el entorno y escuchando con mucha permeabilidad todas las opiniones que circulan a su alrededor, lo más subestimado puede resultar lo más importante, ya lo dice un viejo proverbio de la cultura hebraica: la piedra descartada por los constructores se ha convertido en la principal. Hay soluciones que pueden estar en manos de los más ingenuos, de los menos contaminados, de los más inexpertos, quizás ellos no lo saben, les falta elementos para saberlo, pero están a la mano de sus líderes, quienes deben hacer el intento por escucharlos. La genialidad quizás no esté dada por cuánto se sabe, sino por la capacidad de escuchar, o mejor aún, por la capacidad de cambiar cuantas veces haga falta.


Llegados a este punto, ¿qué significa cambiar?


Muchas veces lo que se considera un cambio no es más que un reforzador negativo de lo mismo que venimos haciendo. El síntoma es fácilmente detectable, la sensación es la de trabajar el doble para obtener los mismos resultados.

Cambiar conlleva asumir la posibilidad de una transformación total, la capacidad de pararse en otros puntos de observación y análisis sin que esto represente una amenaza o el derrumbe de nuestras convicciones. El cambio es el verdadero desafío, y las crisis son circunstancias que obligan a cambiar (o morir). Asegura la Licenciada Mariana Rujinsky en su rubro que es la gastronomía: Lo que no se hace por necesidad, tarde o temprano se hace por obligación. Agregaríamos, al tratarse de empresas: salvo que se desee morir en la de uno, lo que suena a necedad ridícula, sobre todo tratándose de negocios.

____________________________________________________

Víctor E. Cáceres, Licenciado en Psicología recibido en la UNC. Actualmente es Presidente de Arkhé SA y Director del proyecto cultural el gran FEDERICO. Fue Director General Creativo y luego Gerente de Nuevos Servicios Comerciales en Euromayor de Inversiones SA (Grupo Ecipsa). A lo largo de los últimos años ha desarrollados tareas vinculadas al marketing, la publicidad, la comunicación, los recursos humanos y la docencia.


No hay comentarios: